Recientemente, tuve la oportunidad de visitar el Bar Sant Josep, un pequeño pero encantador establecimiento ubicado en el límite entre Gracia y Sant Gervasi. Tras un corto paseo desde la estación de Fontana, me encontré en una acogedora calle semi peatonal, preparado para sumergirme en una experiencia culinaria que, me habían asegurado, sería inolvidable. Y vaya si lo fue. Desde el momento en que entré, la humildad del lugar y el cálido recibimiento predijeron que estaba en el umbral de algo especial.

Pero lo que realmente capturó mi paladar fue una croqueta casera de tamaño y sabor impresionantes. Su exterior crujiente daba paso a un interior cremoso y rico, claramente resultado de horas de preparación y una dedicación palpable. Y como si eso fuera poco, el flan casero cerró mi visita con broche de oro, su textura cremosa y el secreto detrás de su sabor lo hicieron inolvidablemente delicioso. Personalmente, lo declaro uno de los mejores restaurantes para hacer un esmorzar de forquilla de Barcelona