PATATAS 🍟🥔
Más que clásicos cubos de tallas muy diversas; algunos se quedan en una S, la mayoría se quedan en una M, pero siempre hay algún pedazo despistado con su L size. De un amarillo especialmente chillón, esta patata frita de la variedad Agria se ha ejecutado en los dos tiempos de rigor: un pochado previo a baja temperatura, y un ataque bestia con aceite cabreado. Se nota muchísimo arte y tradición en la fritura: es perfecta. Los bordes crujen nivel extremo y el interior es sedoso. Me recuerdan mucho a las de La esquinica.
SALSA 🌶🔥
Un fantástico aceite picante con muchas especias (pimentones, pimienta, guindilla...) inunda el platillo e impregna los tubérculos.
Y lo que pasa después te sorprenderá... le ponen.... ¡Mayonesa industrial! ¡Meeeec!
¿Pero como se les ocurre? ¡Argh!
Son ya varios clásicos los que utilizan esta fórmula (se me ocurren dos: El vaso de oro y El cable de Sitges). Se curran un montón las bravas y una de las dos salsas, y... ¡pam! Mayonesa comercial al canto. No lo puedo comprender... ese sabor tan cítrico, desde mi punto de vista, se carga todo el conjunto. Una pena.
RESEÑA 🍻🍴
Este mítico local, histórico, con décadas a sus espaldas, ha alimentado de tapas a varias generaciones de vecinos. Es un caso parecido al Tomás, al Mandri (o al añorado Casa Tejada), que "no pega" en esta zona de coperío pijo. Pero es que ese, precisamente, es su encanto, y así atrae todavía a más público de todo tipo. Los toldos y su terraza verde con esa tipografía identificable a la legua, lo convierten en el garito más cotizado de la calle. Estudiantes, gent del barri, e incluso algún guiri despistado, se agolpan compitiendo por estas bravas y sus alcachofas. Fotos de famosillos en las paredes le dan todavía más empaque, y los días de fútbol es imposible pillar sitio.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!