PATATAS 🍟🥔
Me han dejado colarme hasta la cocina de este paraíso de la tapa maña para ver como fríen esa tonelada semanal de patata segoviana de la variedad Agria.
Peladas y cortadas en pedacitos que oscilan entre la talla S y la M, se pochan a temperatura media y esperan a la comanda. Tampoco aguardan mucho, porque un sábado se pueden llegar a servir 300 raciones…
Se nota una maestría adquirida tras décadas de práctica,
porque esos bordecitos tan crujientes no aparecen de forma tan fácil como parece.
SALSA 🌶🔥
El inventor del algoritmo de Instagram tiene menos mérito que el padre de esta fórmula: bravas = allioli + aceite de pimentón.
Paco, el jefe, me cuenta que lleva con la misma receta desde 1972. Peeero, y esta es la exclusiva, parece que el cocinero que les pasó esta obra de arte, venía de un desaparecido restaurante del Eixample. Con lo cual, voy a tener que seguir investigando, pero todo apunta a que, hacia 1960, alguien parió ese binomio bravero que siempre irá unido a la ciudad.
Lo comparten esta serie de bares míticos: El Bar Tomás de Sarrià, Bar Mandri, el Bar Lafuente … y muchos otros lo han versionado/copiado. ¿Quien demonios debió inventarla? Estoy seguro que lo descubriré algún día.
RESEÑA 🍻🍴
Su particular ‘salica de espera’ acumula colas siempre. Incluso en su antigua ubicación ya era así. Forman parte ya de la liturgia que los feligreses asumen, casi a modo de penitencia, para acceder al templo aragonés.
Una vez dentro, en vez de aroma a basílica de la Pilarica, te conquista su embriagadora atmósfera de efluvios de fritura, y te sometes, cautivado, a los designios de la congregación. Existe incluso una jerga para denominar las bebidas que solamente los asiduos dominan, como si de una secta se tratase: ¡Ponme un ‘guay’!
La terracica y la salica de espera. FOTO: @laesquinica
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