PATATAS 🍟🥔
Como siempre, te alejas del centro de Barcelona y... ¡pam! Ración generosa y precio moderado. Lo que más llama la atención de estas patatitas (talla S) es lo que llegan a crujir, es algo muy loco, parece que masques un turrón de Alicante. Marc, el chef (tan joven que podría ser mi bisnieto), me comenta que usa patata de la variedad Agria, la pasa por el horno y, cuando llega la comanda, le da una fritura rápida a temperatura máxima.
SALSA 🌶🔥
Las dos salsas me parecen fantásticas. La roja, es una picada de frutos secos, aceite, ajitos... y con pimentón picante, que es lo que da caña al mejunje. Por la otra banda, para la de color crema, elabora un perfecto allioli de ajos al horno (escalivados) que aporta suavidad y untuosidad al resultado definitivo, sin que destaque el verdor allium, que ha quedado apagado al ser asado con toda la intención.
RESEÑA 🍻🍴
Ya os he dicho que son jóvenes, pero es que, además, son emprendedores como ellos solos. Una encantadora pareja, hastiada de los grupos de restauración en los que habían colaborado, y totalmente contrarios con su forma de trabajar, se pillan un bareto de barrio que había caído en desgracia, lo maquean, y se ponen a elaborar cocina de mercado de un nivel más que considerable. El desenlace se veía venir: éxito, victoria sin bajar del autocar. Las tres veces que he estado, el local estaba casi lleno. No os perdáis sus bravas, por supuesto, y preguntad si tienen berenjena frita. Aunque todo está rico, desde una sencilla ensalada hasta su curioso canelón de carne.
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