PATATAS 🍟🥔
Gregorio lleva más de 50 años pelando y cortando en bloques gigantes esta patata Red Pontiac. Es un tío entrañable y, su nieto, Víctor, ha tenido la amabilidad de abrirme las puertas del negocio familiar, que tanto ha costado mantener sobresaliente hasta hoy, junto a su hermano y su padre.
Me desvelan todos los detalles y me siento un explorador en zona salvaje. Nadie ha grabado aquí antes (algo inaudito). Casi como Livingstone, pero sin salacot ni prismáticos, observo como pochan esos imponentes cubos y luego los fríen a alta temperatura.
SALSA 🌶🔥
“Esto no es un allioli, es una mayonesa. No lleva nada de ajo”, me cuenta el jefe. Efectivamente, esta emulsión muuuy liquida y clarita, aporta cremosidad y aligera el vigor de la salsa colorada, que pica bastante, por no decir mucho. “De la roja no te digo nada, que es secreto de Estado”, sentencia el patriarca.
Me da igual no tener más datos. Me quedo absorto, hipnotizado viendo como la roja se mezcla cual nebulosa en el espacio, penetrando en la blanca mientras dibuja un panorama quasi fractal. Me despiertan de mi ensoñamiento sideral con un: “¿Quieres algo más?”. Y lanzo: “¡Claro! ¡Una de patitas!“
RESEÑA 🍻🍴
Desde 1967 son los que mandan en La Pau, una zona que, todavía hoy, sigue muy alejada de la Barcelona de postal. Cinturón obrero, de gente honesta que ha tejido el complejo tapiz que es actualmente este barrio dormitorio. “Somos gente humilde, y mantenemos precios asequibles”, no hace falta que me lo juren, cada vez que piso este templo certifico como en el centro de la ciudad nos están tomando el pelo con tanto tapeo pijo e insustancial.
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