PATATAS 🍟🥔
Es sabido que frente a los templos, se obran milagros. Seis veces le tuve que preguntar al cocinero si solamente tenían dos frituras, e incluso me juró de rodillas que sí. Están tan crujientes que parece que hayan hecho tres o cuatro procesos previos para llegar hasta ahí. Es que… ¡son Monalisas! ¿Cómo demonios pueden crujir tanto? Sentenció: -“Pochando bien y friendo bien”. Pues bueno, pues será eso… (quin ‘fenòmenu’, tu!). Para exclamar ‘¡Santo subito!’ aunque seas agnóstico, ateo o davidiano.
SALSA 🌶🔥
Una fórmula extremadamente simple, pero que, ni intentándolo me sale así: ajonesa de leche o lactioli de un blanco cremoso, a base de ajos descorazonados y aceite de girasol. Pim-pam.
Esta mezcla picante es más compleja y lleva aceite de oliva suave, tomate Mutti, una picada de almendras, sofrito de cebolla, pimentón de la Vera, chipotle y pimienta (¿es un pseudo romesco ‘latino’?).
Se agrega una tercera ‘salsa’, que sencillamente es una maceración en aceite de varias especias. El conjunto es tan imponente como la Sagrada Familia.
RESEÑA 🍻🍴
Abierto a modo de cruzada contra las omnipresentes ‘tourist traps’ de la zona, que han dejado a los negocios de toda la vida sin clientela local, y que huye despavorida hacia otros barrios para encontrar cocina honesta a precios razonables. Sus armas son esos arroces que se curran, tapas más que correctas, y una cosa que me llegó al alma, esa barra años 1960-70, conservada intacta y que evoca a tiempos pretéritos de forma totalmente premeditada.
Por si fuera poco, tienes terraza con una de las mejores vistas de la ciudad. Tripe o cuádruple combo, colega. No son baratas, pero tienen que pagar el local. ¿O prefieres otra franquicia cutre? Yo, no
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