PATATAS 🍟🥔
Más que generosa ración de patata Monalisa, la que más dulzor y cremosidad aporta a unas buenas bravas. En esta cocina las cuecen al vapor, las reservan, y las rematan con una inmersión en aceite iracundo. El desenlace es el esperado cuando conservas la cutícula: crepitantes.
Yo les recomendaría hacer medias raciones, porque su precio es elevado y la cantidad es suficientemente importante como para plantearse dividirla.
SALSA 🌶🔥
La cobertura blanca es un espumoso 'lactioli' bastante ligero porque se elebora a base de ajos confitados. El contraste colorado lo aporta un sofrito de aceite de oliva con ajo doradito, tomate con chile tailandés y un toque de pimentón picante y dulce.
RESEÑA 🍻🍴
Otra de esas ocasiones en las que voy con demasiados prejuicios a un restaurante (eso de estar en un centro comercial no ayuda). Cuando investigas la carta, ves que los precios no son precisamente económicos, sin embargo, se esconden algunos hallazgos, como la picanha de vaca vieja o la parpatana de atún que no te van a hacer temblar la cartera por lo que ofrecen.
Me gustaron mucho los salones privados (algunos, por sus dimensiones, permiten incluso eventos) y, evidentemente, las vistas desde su terraza cubierta.
Nota 1: No han cambiado la receta de las bravas desde que abrieron, en un sentido homenaje de Philip, el chef, al compañero que se la inventó. Cuando fusionas las dos salsas, es un puntazo.
Nota 2: Su presentación normal es con las salsas separadas. Yo he vertido ambas por encima de las patatas porque me molan mucho más así, y buscando una foto más porno.
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